lunes, 17 de mayo de 2010

La situación económica del país y la lucha entre federalismo y centralismo


La situación económica: Desde el inicio del México independiente, los dirigentes nacionales buscaron afanosamente la modernización del país; con base a la explotación racional y adecuada de los recursos naturales existentes. Esto era compartido por liberales y conservadores. Pero la distribución de la tierra y las constantes luchas, no permitieron el desarrollo y crecimiento económico en esta época.

Propiedad de la tierra: Eran grandes latifundios de tipo semifeudal, en manos de criollos y la ilgesia; que no producían a toda su capacidad y utilizaban técnicas rudimentarias. En donde la parte trabajadora era el peón. Además, faltó una legislación capaz de evitar que el latifundismo creciera y se fortaleciera con los principios de individualismo liberal.

Por otro lado, se encontraban las comunidades indígenas, que surgen como formas precapitalistas de propiedad; pero contaban con técnicas agrícolas muy primitivas, con las que sólo producían lo necesario para el autoconsumo.

Minería: Ante la creencia de la abundante riqueza minera del país, la mayoría de dirigentes nacionales cifraban sus esperanzas en reactivar esta área; pero, debido a las constante guerras, las minas se encontraban abandonadas. Para reactivarlas se requería de fuertes inversiones, las cuales vinieron del extranjero (Inglaterra, Francia y Alemania).

En esta época, se dieron concesiones a los inversionistas para tal cuestión; sin embargo, la producción no fue la esperada por los inversionistas, además, además de la falta de caminos; lo que originó la quiebra de ellas.

En general, las inversiones mineras eran extranjeras y con demasiadas concesiones, por lo que la economía mexicana no creció en esta época.

Comercio: En cuanto al comercio interior tuvo serias dificultades; debido al aislamiento del país, por la falta de caminos y los constantes asaltos producidos por ladrones. Por lo que el comercio fundamental, era dentro de la misma comunidad.

En lo que se refiere al comercio exterior, lo países como Inglaterra, Francia y Estados Unidos, al ver los impedimentos que existían para la comercialización de sus productos, optaron por el contrabando. Esto fue muy perjudicial para la incipiente industria nacional.

Es importante señalar, que las aduanas fueron una importante fuente de ingresos para la economía del país en este periodo.

La lucha entre federalismo y centralismo

Dentro del congreso constituyente se formaron dos tendencias: la federalista y la centralista.

La federalista la integraban grupos liberales, que aspiraban a cambios profundos para liquidar el despotismo y establecer un régimen de libertades civiles y políticas. Adoptaron los siguientes principios:
  • La instauración de la república federal y democrática, en la que sus representantes fueron elegidos mediante el sufragio.
  • Proponía la unión de varios estados, libres y soberanos para resolver sus problemas internos.
  • La separación de la Iglesia y el Estado.
  • La introdución de reformas para transformar la sociedad.
En cambio la centralista o conservadora, se pronunciaba por la costumbre y tradición española, basada en defender una posición económica privilegiada del alto clero; que la división política fuera en provincias o departamentos en lugar de Estados; y con un poder central que resolviera todos los asuntos.

El Congreso Constituyente integrado en su mayoría por federalistas, encabezados por Ramos Arizpe, lograron imponerse sobre los diputados centralistas, cuyo líder era fray Servando Teresa de Mier.

Debido a esto, nuestro país se vio enfrascado en luchas constantes, entre dos grupos por el poder. Los primeros estaban influidos por logias masónicas que deseaban un gobierno monárquico, preferentemente de las casas reales europeas.

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